Bailar es soñar con los pies...



Fria porcelana, calido algodon, seda chispeante, lujo y cariño, suspiros infantiles... muñeca rota de sueños caidos y caminos olvidados.
Pasos silenciosos de bailarina y melodia angelical acallada con la infranqueable fuerza de la indiferencia y la superficialidad... que profundo desinteres por la muñequita de baile.

Y ella baila y baila sin sentir ya la musica como parte de si, y tropieza y resbala y sus pies no parecen suyos... inventa miles, millones de nuevos pasos: pasito, pasito, salto, vuelta, cambio, giro... pero nada aplaude la audiencia, porque no hay audiencia.

El teatro esta vacio y ni aun los pasos entrecortados de un timido soldadito de plomo amenizan su danza.

El telon de fondo parece rodearla y duda entre continuar su terrible danza o alzar sus languidos brazos hacia las cuerdas del decorado... seguras, firmes, tan por encima de todo...
Porque esas cuerdas estuvieron siempre ahi, y por nada del mundo la dejaran caer: la sostendran, la elevaran, la balancearan tiernamente y... manejaran sus pasos hacia nuevos horizontes...

Pero ella no quiere perderse en las alturas sin control y dejar de ser ella aun con el patio de butacas desierto...

Seria tan facil... no mas soledad, no mas ausencia de aplausos, no mas ramos de flores marchitas al acabar la funcion, no mas sonrisas resignadas y sobre todo... que tranquilidad poder abandonarse a un poder superior, no tener que preocuparse del exito o fracaso, de las caidas o los papeles secundarios... que tranquilidad dedicarse solo a bailar manejada por cuerdas de violonchelo... tan agiles y melancolicas como un jazz de cafe y cortinas mecidas por la brisa...

Pero aun se resiste a abandonar el escenario por la promesa de no mas lagrimas...

Porque ese es SU escenario...
Porque ese es el baile que ella QUIERE bailar...
Porque el publico que la ignora, que la rechaza y que prefiere hilos de multitud y asfixia, ese, es el publico que ella siempre ha deseado, ese, ese, y pobre de ella, es su amado publico...

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