Scorpion Kingdom

Cuando quieres luchar por un ideal... hay una sonrisa más. Y hoy, aunque sólo sea hoy, me toca a mí luchar por este día, por la ilusión de la Navidad, por la celebración del amor universal y humano. Y defender las sonrisas de esos niños que se acuestan emocionados esperando que sus regalos lleguen mágicamente, por las de esas madres que sueñan con las luces de la calle y miran al cielo ilusionadas y nostálgicas por los que no están, las de esos padres que se recorren media ciudad para encontrar los regalos de sus niños y este día están un poco más blanditos. Porque hoy da igual en quién creas o a quién adores, no importa lo que comas ni tus opiniones políticas, es indiferente si llevas tus mejores galas o no te quitas el pijama en todo el día. Porque hoy celebramos un nacimiento, un solsticio, que es martes, que estamos de vacaciones... qué más dará lo que estemos celebrando con tal de tener algo que celebrar. Con tal de reunirte con ese amigo con el que has crecido y has hecho tod

Hay historias que terminan antes de empezar... que tras un interminable punto suspensivo se queda en punto final; historias que no llegan a ser más que un camino a ninguna parte, un paréntesis en el camino, o quizá, una serie de posadas que ver pasar de largo. Un "hola" sin "adiós" ni "hasta la vista", un silencio enmudecido por el paso del tiempo... agarrar otra vez la botella... y vuelta a los moteles invernadero sin orden ni concierto. Fue bonito mientras no duró. Hay historias que nunca terminan, que convierten todos esos puntos finales en un eterno e inofensivo punto suspensivo sin nada después; historias en las que sus protagonistas se resisten a abandonar el escenario porque saben que la historia era interesante, que la historia quizá merecía la pena, porque los protagonistas son narradores omniscientes de su propia realidad, moldeándola a su antojo, estirándola para comprobar sus límites, dejándose recaer de vez en cuando para paladear el veneno

“Una alegría forzada es mucho más triste que una tristeza abiertamente reconocida”  Gustav Janouch a Kafka