Hay veces en que solo apetece esconderse entre las sabanas y no salir jamás de allí.
Entre esas sabanas, tiernas protectoras que acompañan a nuestra fiel almohada que nunca nos abandonara, para quien somos no solo el único amor, sino además el más deseado.
Entre esas sabanas es el único lugar en el que podemos llamarnos verdaderamente vulnerables, allí hemos dormido, hemos llorado, hemos contado confidencias, hemos reído, nos hemos apasionado, solo allí podemos decir que hemos confiado plenamente en que todo podía ser mejor, allí hemos rememorado los buenos momentos, los malos también, allí nos hemos sentido en casa, parte de algo, princesas de cuento o héroes de ciencia ficción.
Es el único lugar en el que siempre hemos sido nosotros mismos, ¿que tal serian los invitados?
El problema es que no le damos la importancia necesaria a prácticamente nada, menos al hogar, porque esas sabanas no son un lugar, son EL lugar, el lugar donde nos abandonamos a nuestro verda...