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Por ejemplo, algo que me parece importante. Decir que nunca he gozado tanto con una mujer como haciéndole disfrutar con el sólo auxilio de mis manos. Pueden llamarlo altruismo sensual, si quieren. Tumbarme junto a ella, despertar junto a ella y empezar a acariciarla, hacer que vaya entrando poco a poco en el terreno del amor. Recorrer lentamente, delicadamente sus curvas de acuerdo a un mapa imaginario plagado de valles y cumbres de placer. Sentir cómo ese paisaje vivo se agita bajo la palma de mi mano, bajo mis dedos. Se trata de extraer los registros a ese instrumento de precisión, con calma, con cuidado, sabiendo que un gesto en falso puede desencadenar la catástrofe.
Mirar cómo se estremece mientras la acaricio, separándome de ella, contemplándola como si se tratase de un hermoso paisaje agitado por la brisa de la mañana.



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