Mamá

"¡Oh, qué juegos os traéis!", y parecía cuando éramos niños y desaprobaba siempre nuestras diversiones por demasiado fútiles e infantiles. Pero ahora, quizá por primera vez, disfrutaba con un juego nuestro. Las pompas de jabón le llegaban hasta la cara y ella, con el aliento, las hacía estallar y sonreía. Una pompa se posó en sus labios y quedó intacta. Nos inclinamos sobre ella. Cósimo dejó caer la escudilla. Estaba muerta.
Italo Calvino

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