Principios de año

Los comienzos de año siempre tienen ese regusto a incertidumbre de página en blanco. Y no, no me refiero a esas extensas e imposibles de cumplir listas de (des)propósitos. Es más bien algo con sabor a óxido, como cuando te haces una herida en el labio y se extiende la sensación por la boca. En estos días de preámbulo nos subimos a un tren, a un avión, a un autobús, miramos desde la ventanilla dibujando círculos, espirales imperfectas, infinitas; meciéndonos con la música, persiguiendo el traqueteo de cualquier transporte; miramos el paisaje disimulando la emoción, jugando a ser protagonistas de algo, de qué, los músculos se agitan solos, nos despedimos, miramos al futuro, incierto y blanquísimo como esa página en blanco, como la sábana recién lavada.


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