A veces, solo eso. A veces intentar mandar un mensaje al vacío, tener tanto dentro que explota. Pero no decir, coser los bordes, cerrar las puertas, dar vueltas concéntricas. Es curioso ver cómo toda tu vida puede cambiar en un minuto. ¿Cómo es posible que las cosas den un giro tan violento? A veces las palabras están en plena efervescencia, acampando en la boca, en el estómago, en las manos. Y las sentimos revolverse y brincar. Y nos hacen cosquillas o nos empujan la piel. Pero no salen. No hay sonido, no hay tinta, no existen. Y hacemos el silencio, porque algo está bullendo dentro, pero no podemos adelantar nada.