Erik

He ideado una máscara que me presta la cara de cualquiera. Nadie se volverá a mirarme, Serás la más feliz de las mujeres. Y cantaremos sólo para nosotros, hasta morir. ¡Lloras! ¡Me tienes miedo! ¡Sin embargo, no soy malvado en el fondo! Ámame y lo verás. No me ha faltado más que ser amado para ser bueno.
Si me amases, yo sería dulce como un cordero y harías de mí lo que quisieras.

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