Mediados de septiembre 2014
Muchos dicen que ya huele a otoño en el ambiente, a castañas asadas y colores cálidos. Otros aún vamos en sandalias, saltando de un rayito de sol a otro. La parsimoniosa caída de las hojas secas embelesa a más de uno, de tan atemporal y despreocupada. Pero… un momento. Lo de este año es todo un misterio. Árboles que se desploman sin explicación, como lágrimas paranormales. ¿Calor, sequía, falta de cuidados? El suelo respira a través de las alcantarillas. Podemos hacer un par de llamadas a Iker Jiménez, pero lo cierto es que los árboles también necesitan cariño. A veces las parejas los arañan con sus iniciales, a veces trepamos a ellos en una imposible escapada hacia el cielo. A veces son talados sin compasión. Forman parte de nuestro día a día, aunque no reparemos siempre en ellos. Así que pensemos en cuidarlos como parte de nuestros pulmones.
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