Las otras vidas
Si te tuviera. Si te pudiera tener. Iría recorriendo tu figura con la palma abierta de mi mano hasta crearte ese rostro que no encuentro. Serías nostalgia, memoria, futuro perfecto, un cuerpo que se suma a otro cuerpo que se suma cuando imaginar es tan intenso como estar. Aunque vinieras, seguiría recordándote, despacio, con las yemas de los dedos, con las aristas del pelo, con las puntas de los pies. Te buscaría como si no hubieras llegado, como si fueras un recuerdo extravagante que se descubre al doblar la esquina en un día cualquiera. Con miedo, con prejuicios, con los dientes afilados.
Te espero. Sentada en la orilla de mil recuerdos, desde el deseo increíble de poderte tocar. El resto será como siempre.
Un bar. ¿Seguirán siendo traslúcidas las ventanas? ¿No habrá cambiado la noche de lugar? Te temo: ¿no serás un desconocido? Te deseo, y ahí estarás, por fin.
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