Playing chess

El problema de jugar contigo es que nunca me sé las reglas, parece que las vas cambiando a tu antojo con el paso del tiempo para poder atraparme entre tus dobleces de seda.
Y cuando creo que el juego se ha acabado y lo he perdido todo vuelves a por mí, cuando me estoy recuperando de los daños y empiezo a jugar a otros juegos llegas como si nada hubiera pasado e incluso creo que es cierto.
Llega un momento en que no sé si tantas vueltas van a acabar llevándonos a algún sitio o seguiremos perdidos otros tantos años, pero no sé si aguantaré para comprobarlo.
Cuando no me fío y quiero dejarlo parece que todo conspira para hacerme sentir que estoy haciendo el tonto y que mis miedos estúpidos me harán perder otra vez, pero cuando empiezo a confiar y a dejar que la ilusión anide algo se tuerce y llegan los nudos.
La verdad es que no quiero más historias extrañas, no quiero volver a lo mismo y no quiero perderme en un laberinto del que no podría salir.


Pero tú sigues ahí, sigues ahí desde hace mucho tiempo y no tienes intención de irte.

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