Cada minuto, miles de personas en lugares diferentes están recordándose. Muchas seguramente a la vez. Otras abrazadas a personas equivocadas. Incluso con puro agobio. El miedo a ser valiente, a equivocarse es lo que evita las cosas más bonitas de la vida. Y equivocarse también es de esas cosas. La ilusión de las sonrisas nuevas que llegan de la nada. Y aunque seguramente lloraremos más de lo que vamos a sonreír, siempre merecerá más la pena arriesgarse, que quedarse con las dudas eternas. Que esas sí que queman.