El cuento número trece
Todos los niños mitifican su nacimiento. Es un rasgo universal. ¿Quieres conocer a alguien? ¿Su corazón, su mente, su alma? Pídele que te hable de cuando nació. Lo que te cuente no será la verdad: será una historia. Y nada es tan revelador como una historia.
Empezaré por la introducción. Aunque, naturalmente, la introducción nunca está donde uno cree. Le damos tanta importancia a nuestra propia vida que tendemos a creer que su historia comienza con nuestro nacimiento. Primero no había nada, entonces nací yo...
Pero no es así. Las vidas humanas no son pedazos de cuerda que podamos separar del nudo que forman con otros pedazos de cuerda para enderezarnos.
Un nacimiento no es, en realidad, una introducción. Nuestra vida, cuando comienza, no es realmente nuestra, sino la continuación de la historia de otro.
[...]
Empezaré por la introducción. Aunque, naturalmente, la introducción nunca está donde uno cree. Le damos tanta importancia a nuestra propia vida que tendemos a creer que su historia comienza con nuestro nacimiento. Primero no había nada, entonces nací yo...
Pero no es así. Las vidas humanas no son pedazos de cuerda que podamos separar del nudo que forman con otros pedazos de cuerda para enderezarnos.
[...]
Un nacimiento no es, en realidad, una introducción. Nuestra vida, cuando comienza, no es realmente nuestra, sino la continuación de la historia de otro.
Comentarios