¿Qué interés puede tener alguien que anticipa todo y a todos? Cuánto he lamentado la muerte del romanticismo en esta era, la desaparición del morir por amor, del recorrer océanos de tiempo para encontrarnos... y es que ahora parece que hasta caminar durante diez minutos y conversar durante media hora es una tarea excesivamente ardua para tenerla siquiera en consideración. ¡Qué locura eso de luchar por el otro y ponerse al mundo por montera! El amor ya no está de moda, señores, las relaciones son sólo un pasatiempo intercambiable válido únicamente mientras proporcione placer asegurado o una excusa con la que tapar soledades insoportables y sabernos interesantes para otro. Atrás han quedado esos tiempos del amor intenso, del amor incontenible, insoportable, el amor prohibido, la pasión desgarradora y el esfuerzo sobrehumano de descubrirnos a nosotros mismos en el alma del otro, de perdernos en ella, de no saber dónde acaba uno y empieza el otro y, aún así, no desaparecer por e...