Diciembre

Diciembre trae ese olor suave a chimenea: se siente el bosque a lo lejos, el perfume de la madera crujiendo, el de las lucecitas que vibran, el de la sopa y el vaho de la noche; el olor de árbol trepando hacia el cielo, el olor de la huida, del desaparecer, del guiñar, del adelanto. A lo lejos la prisa, la bufanda, el calendario. Diciembre es un mes liebre, corre sin parar en busca de sí mismo, se revuelve inquieto y dirige la mirada hacia un año nuevo. Hacemos planes, los deshacemos, nos vamos de viaje, nos hacemos un ovillo. Diciembre arranca con ganas de hacer alguna escapada. Y la hacemos. Aunque sea por un momento, desaparecemos. Y los que no viajan tienen una ciudad llena de posibilidades.


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