Sparkle

" - ¿Vas a salir con un hombre que no conoces?
- No puedes ser peor que los hombres que conozco. "


(Y así empezó todo.)

La vida de esa Cenicienta que se transformó antes de salir del baile, que tuvo que volver a pie perseguida por callejones con la única compañía de las ratas y los charcos llenos de suciedad.
Un bonito giro inesperado, un giro tan rápido como brusco que la dejó mareada y con ganas de vomitar.
Hubiera dado sus zapatitos de cristal por parar, por poder abandonar durante unos instantes, por poder escapar de todo y todos, tan sólo dejar de girar...
Caballeros tan oscuros como silenciosos, de los de manos enguantadas y pañuelos de seda para esconder sus crímenes y capas de terciopelo.
Y en lo alto del escenario lo único que la sostiene es ese maldito foco cegador que la impide bajarse, que la impide deshacerse de los zapatitos que no han traído más que problemas a su vida y mucha, mucha purpurina.
Ella sigue girando, de un lado a otro: a veces muy rápido hasta que deja atrás todo lo demás y otras muy muy lentamente para no perderse nada... disfrutando de cada momento como si fuese a la vez el primero y e último.


Porque por mucho que duela, por mucho que cueste, hasta los sueños más complicados, hasta los sueños más imposibles, esos que guardamos  en lo más recóndito y oscuro de nuestro corazón... esa clase de secretos que a veces no somos ni capaces de confesarnos a nosotros mismo, los que nos consumen en lo más profundo del alma sin dejarnos sonreír a la vida libres de temor... hasta esa clase de deseos tienen cabida sobre su escenario.


Ha aprendido que ese foco no dejará de perseguirla por el escenario como antes hicieran las ratas por los callejones. Y en algún lugar hay una estrellita pequeña pero firme que le leerá el libreto cuando se le olviden las palabras y los pasos, porque éste es su espectáculo y...



... the show must go on.

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